Uno de los problemas más frecuentes en el trabajo es la aparición de conflictos laborales derivados de las inevitables y necesarias relaciones interpersonales entre trabajadores que deben pasar gran parte del día juntos y que no siempre presentan los mismos puntos de vista ni necesariamente afinidades personales entre ellos.
Las desavenencias entre personas trabajadoras pueden originar situaciones conflictivas que, de no ser resueltas a tiempo, pueden ir escalando en intensidad y originar problemas importantes en el buen funcionamiento del equipo y, por ende, afectando al clima laboral y a la productividad laboral. En situaciones extremas, los conflictos pueden acabar en situaciones de violencia física o de acoso moral como el mobbing, el cual supone un alto conste, tanto para la víctima de acoso como para la imagen y productividad de la empresa.
En EMESA PREVENCIÓN somos conocedores de este problema creciente y, por ello, estamos convencidos de que la implantación correcta de protocolos contra cualquier tipo de acoso laboral, junto con la formación a las personas trabajadoras, son las mejores medidas de prevención de este riesgo psicosocial. No obstante, también estamos convencidos del papel crucial del mando intermedio en la resolución de los conflictos laborales.
El mando intermedio como figura fundamental en la resolución de conflictos
El mando intermedio juega un papel crucial en la resolución de conflictos laborales debido a que actúa como un puente entre la dirección y los empleados.
Su posición en la escala jerárquica le permite entender las preocupaciones de ambas partes (trabajadores y dirección) y facilitar la comunicación entre los integrantes de su equipo. Al estar en contacto directo con el personal a su cargo, el mando intermedio puede identificar conflictos antes de que se agraven, lo que permite abordarlos de manera proactiva. Esto pasa necesariamente por el conocimiento de las personas con las que trabaja y por el mantenimiento de una comunicación activa, efectiva y continua con ellas, contribuyendo así al mantenimiento de un buen clima laboral.
Es fundamental que el mando intermedio escuche a todas las partes involucradas en el conflicto. Esto no solo ayuda a entender la situación desde diferentes perspectivas, sino que también hace que los empleados se sientan valorados y comprendidos.
Es de gran importancia, además, que las personas cuya responsabilidad es la gestión de equipos, sean conocedoras de que fomentar un ambiente donde los empleados se sientan cómodos y puedan expresar sus inquietudes es fundamental para entender la raíz de los conflictos.
Además, dentro de las responsabilidades del mando intermedio está el asegurar que las políticas de la empresa se apliquen de manera justa y equitativa, lo que puede ayudar a prevenir malentendidos que desemboquen en situaciones conflictivas.
En muchos casos, el mando intermedio puede resolver conflictos de manera directa, utilizando su autoridad y conocimiento del equipo para encontrar soluciones efectivas. Por otro lado, proporcionará información valiosa a la alta dirección sobre el clima laboral y los problemas que pueden estar afectando la productividad y la moral del equipo.
En resumen, el mando intermedio es fundamental para crear un ambiente laboral saludable y para gestionar conflictos de manera efectiva, contribuyendo así al bienestar general de la organización. EMESA PREVENCIÓN, como servicio de prevención de riesgos laborales, recomienda a las empresas que formen a sus mandos intermedios en cursos con contenidos específicos sobre resolución de conflictos, a fin de mantener equipos cohesionados que persigan un objetivo común, dentro de un clima laboral saludable, todo lo cual redundará en la salud mental de las personas trabajadoras y en la productividad de las empresas.
EMESA PREVENCIÓN, FOMENTANDO ESPACIOS LABORALES SALUDABLES