El tecnoestrés o el estrés de la era digital

En la actualidad, la tecnología forma parte integral de nuestras vidas. Desde el uso de los teléfonos móviles y las tabletas hasta la constante conexión a internet, la tecnología ha transformado la manera en que nos comunicamos, trabajamos y nos entretenemos. Sin embargo, esta revolución digital también ha traído consigo un fenómeno conocido como tecnoestrés, un riesgo emergente y cada vez más frecuente que se refiere al estrés y la ansiedad provocados por el uso excesivo o inadecuado de la tecnología.

El tecnoestrés es un término que describe la presión psicológica y emocional que experimentan las personas como consecuencia de la obligación de usar la tecnología en su trabajo y como consecuencia de la sobrecarga de información y la necesidad de estar siempre conectados (anytime- anywhere). También se puede producir tecnoestrés como consecuencia de la dependencia a los dispositivos tecnológicos.

Este tipo de estrés puede manifestarse de diversas maneras, entre las más comunes destacamos ansiedad, fatiga, irritabilidad o problemas de sueño y concentración.

Las causas del tecnoestrés pueden localizarse en:

  1. 1. Exposición a sobrecarga de información: diariamente estamos expuestos a una cantidad ingente de información, no solo en nuestro trabajo, sino también en el resto de los ámbitos de nuestra vida. Las notificaciones constantes de correos electrónicos, mensajes de texto y redes sociales, pueden resultar abrumadoras, dificultando la capacidad de procesar y gestionar toda la información de manera efectiva.
  2. Conectividad permanente: la expectativa de estar siempre disponible puede generar una sensación de presión constante y de falta de privacidad. Muchos trabajadores sienten la necesidad de responder correos electrónicos o mensajes fuera del horario laboral, lo que puede llevar a un desequilibrio entre la vida personal y profesional.
  3. Dependencia de la tecnología: la dependencia excesiva de dispositivos tecnológicos puede llevar a una sensación de incapacidad para gestionar el día a día sin ellos. Esto suele provocar estados ansiosos en situaciones en las que no se tiene acceso a la tecnología, como durante un viaje o en un lugar remoto.
  4. Falta de habilidades digitales: no todas las personas tienen el mismo nivel de competencia tecnológica y muchas personas trabajadoras, sobre todo las de más edad, luchan y se esfuerzan cada día por adaptarse a nuevas herramientas o plataformas introducidas en el ámbito laboral, y en ocasiones se sienten frustradas y estresadas. Incluso en algunas ocasiones puede llegar a desarrollarse una verdadera aversión o fobia a esta nueva manera de trabajar.

Los síntomas del tecnoestrés pueden variar de una persona a otra, pero algunos de los más comunes incluyen:

– Ansiedad: sensación de agobio o nerviosismo al interactuar con la tecnología e incluso al pensar en afrontar un nuevo día de trabajo.

– Fatiga mental: cansancio extremo debido a la sobrecarga de información, al esfuerzo mental y la multitarea constante.

-Dificultad para concentrarse: problemas para mantener la atención en tareas específicas debido a las distracciones digitales.

– Irritabilidad: cambios de humor y frustración al lidiar con problemas tecnológicos o con las constantes interrupciones que impiden centrarse en el desarrollo del trabajo.

– Problemas de sueño: derivados del estado ansioso de la persona trabajadora y de la preocupación a nuevas exposiciones al factor estresor. También se generan problemas de sueño al utilizar las pantallas antes de dormir, dado que la luz de éstas interfiere en la producción de melatonina, hormona esencial en la inducción del sueño. Todo esto contribuye al incremento de la fatiga física y mental.

El tecnoestrés no solo afecta el bienestar emocional, sino que también puede tener repercusiones en la salud física. El estrés crónico está relacionado con una serie de problemas de salud, incluyendo enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño y problemas gastrointestinales. Además, el tecnoestrés puede afectar la productividad laboral, ya que la incapacidad para concentrarse y la fatiga mental pueden disminuir la eficiencia en el trabajo.

 Estrategias para manejar el tecnoestrés

Desde EMESA PREVENCIÓN, como servicio de Prevención de Riegos Laborales, nos preocupamos por la salud de las personas trabajadoras; es importante tener en cuenta una serie de medidas preventivas que pueden disminuir los efectos negativos del tecnoestrés:

  • Desconexión digital: es obligación de las empresas disponer de protocolos de desconexión digital que garanticen el descanso de las personas trabajadoras, prescindiendo de los dispositivos tecnológicos durante las horas libres y los periodos de vacaciones.
  • Dedicar tiempo a actividades sin tecnología, como leer un libro, practicar deportes o pasar tiempo con amigos y familiares, puede ser revitalizante.
  • Mindfulness y técnicas de relajación: ejercicios como la meditación o la respiración controlada pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar la concentración.
  • Prescindir de cualquier dispositivo móvil antes de dormir.
  • Priorizar el trabajo: organizar la agenda de cada día según prioridades puede ayudar a evitar la sobrecarga de información. Dividir las tareas en pasos más pequeños puede hacer que también que el trabajo sea más manejable.
  • Formación digital: la formación continua en habilidades digitales puede reducir la frustración y el estrés asociados con el uso de la tecnología.

Por último, debemos recordar a las empresas su obligación de garantizar la desconexión digital de las personas trabajadoras, mediante la aplicación de procedimientos de trabajo y formación e información sobre el correcto uso de los dispositivos informáticos y de los riesgos derivados de su uso continuado. EMESA PREVENCIÓN pone a disposición de las empresas la realización de estos protocolos específicos elaborados de acuerdo con la realidad de cada organización.

 

 

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