Los hábitos saludables no solo consisten en mantener una buena alimentación o realizar ejercicio de forma habitual. El sueño, en cantidad y calidad suficientes, es de gran importancia en nuestra salud. Cuando el sueño no es de calidad, no es reparador y a veces esto hace que nos levantemos cansados o de mal humor, condiciones poco óptimas para afrontar una jornada laboral, máxime cuando las exigencias atencionales del trabajo son elevadas o en situaciones de trabajo a turnos rotatorios o nocturnos.
Durante el sueño, nuestro cuerpo sintetiza hormonas valiosas, como la hormona del crecimiento que, además de contribuir al crecimiento de los niños, aumenta la masa muscular y la reparación de células y tejidos. Otras hormonas que se sintetizan durante el sueño intervienen en el sistema inmunológico y en las reacciones energéticas del organismo.
La aparición de somnolencia en el trabajo no solo afecta a nuestro rendimiento, sino que también puede ser una importante causa de accidentes laborales, debido a la disminución de nuestra capacidad de atención. En muchas ocasiones, además, recurrimos a tomar cafés, tés, bebidas energéticas u otras sustancias que, en exceso, pueden no ser beneficiosas para nuestra salud.
Por ello, dedicamos estas líneas a la higiene del sueño, es decir, a los hábitos necesarios para dormir suficientes horas de sueño reparador. No obstante, debe tenerse en cuenta que en ocasiones aparecen alteraciones patológicas del sueño que deben ser consultadas con el médico. Según la Organización Mundial de la Salud, el 40% de la población mundial sufre trastornos del sueño.
Pero ¿Qué factores influyen en que no tengamos una buena calidad del sueño?
Son muchos los factores que pueden afectar al sueño, aumentando el tiempo necesario para conciliarlo, incrementando el número de despertares nocturnos o afectando a su calidad.
Entre los factores de mayor peso podemos citar el estrés. Vivimos en la sociedad de la inmediatez, de las prisas y la hiperactividad. Las horas del día parecen volar y muchas veces nos llevamos a casa los problemas laborales, lo cual además se une a los asuntos familiares y personales que debemos atender. Es precisamente cuando tenemos que ir a dormir, cuando tenemos la sensación de no haber dedicado tiempo del día a nuestras tareas personales y aficiones y, en muchas ocasiones, nos ponemos a ver la televisión, el móvil…. Algunas de estas actividades sólo contribuirán a excitar más nuestro sistema nervioso y, por tanto, a que nuestro cuerpo no esté en disposición de dormir.
También son factores determinantes en la calidad de sueño no disponer de un ambiente adecuado (luz, temperatura, humedad, características de la cama, nivel de ruido….) así como unos malos hábitos de alimentación y ejercicio.
Higiene del sueño. Recomendaciones para promover un sueño saludable.
Está comprobado científicamente que una buena higiene del sueño supone para el trabajador mejor calidad de vida, mayor energía durante el día, más capacidad de atención, de creatividad e, incluso, de memoria, mejor estado anímico, y mayor rendimiento laboral.
Algunas recomendaciones generales para conseguir un sueño saludable son las siguientes:
- Levantarse y acostarse, siempre que se pueda, a la misma hora.
- Hacer ejercicio diario, adaptado a las necesidades de cada persona. Muchas veces es suficiente con una hora diaria de caminata. Debe tenerse en cuenta que el ejercicio no debe realizarse nunca en las dos horas antes de ir a dormir, dado que nos activará y conseguiremos el efecto contrario.
- Evitar cenas copiosas, así como alimentos dulces y acostarse con el estómago lleno.
- Procurar dormir en una habitación silenciosa, a oscuras y a la temperatura adecuada. Si esto no fuera posible, utilizar tapones auditivos y ropa de cama de algodón.
- Utilizar métodos de relajación: escuchar música suave o sonidos relajantes, darse un baño o una ducha caliente siempre ayuda a la relajación.
- Leer al menos 30 minutos antes de ir a dormir, siempre que sean lecturas que no tengan que ver con temas laborales.
- No utilizar el móvil o la tablet antes de ir a dormir. El uso prolongado de las pantallas disminuye la secreción de melatonina (hormona que ayuda a conciliar el sueño) y aumenta los niveles de cortisol (hormona del estrés).
- Dejar preparadas las primeras actividades del día siguiente antes de meterse en la cama nos hace sentir que el día ha concluido sin tareas pendientes.
- Evitar tomar productos con cafeína a partir de la comida del mediodía.
- Intentar no beber líquidos abundantes unas dos horas antes de irse a la cama para reducir la probabilidad de tener que levantarse para ir al baño.
- Evita los medicamentos que retrasan o alteran el sueño, si es posible. Algunos medicamentos comúnmente recetados para el corazón, la presión arterial o el asma, como también ciertos remedios a la venta sin receta médica o a base de hierbas para la tos, el resfrío o las alergias, pueden alterar los patrones de sueño.
Desde EMESA PREVENCIÓN, como servicio ajeno de prevención de riesgos laborales, nos preocupamos por la seguridad y salud de las personas y trabajamos día a día en la prevención de riesgos y la formación de los trabajadores para conseguir empresas saludables con entornos de trabajo libres de riesgos.