En las últimas décadas se está produciendo un envejecimiento de la población de las sociedades más desarrolladas, como consecuencia de los avances médicos y científicos y de la sociedad del bienestar, que tiene consecuencias directas en la gestión de los recursos humanos de las organizaciones. El hecho de que los jóvenes se incorporen cada vez más tarde al mercado laboral y el retraso de la edad de jubilación, está afectando a la edad media de las personas trabajadoras, de manera que en las empresas se está incrementando el colectivo de personas de más de 55 años.Este hecho nos lleva a un doble enfoque: por un lado, desde el punto de vista de la gestión de los recursos humanos, el hecho de contar con personas trabajadoras de mayor edad debe valorarse como una importante fuente de experiencia, conocimiento y habilidades especiales, por otro lado, desde el punto de vista preventivo, deben tenerse en cuenta las características físicas y psicológicas de este grupo de edad, a fin de adaptar los puestos de trabajo a las necesidades cambiantes de las personas de más edad.
Existen muchos estereotipos negativos asociados a las personas trabajadoras de mayor edad; sin embargo, existen muchos aspectos positivos derivados de contar con más años de experiencia.
Es obvio que el envejecimiento puede disminuir determinadas capacidades físicas como la audición, la visión o la fuerza física, todo lo cual puede provocar un aumento de incidencia de accidentes laborales.
La agudeza visual y la capacidad de enfoque (presbicia o vista cansada) se reducen, aumenta la sensibilidad a los reflejos, se altera la percepción del color y disminuye el campo visual.
La agudeza auditiva también se ve disminuida, sobre todo para los sonidos agudos y suele afectar más a hombres que a mujeres.
En cuanto a las funciones cognitivas, la edad suele producir disminución de memoria y atención, si bien otras capacidades como el control del uso del lenguaje o la capacidad para procesar problemas complejos en situaciones de inseguridad, mejoran con la edad.
Los trastornos musculoesqueléticos son más frecuentes en personas de mayor edad, probablemente no debido a la edad sino a haber estado expuestos a esfuerzo físico durante muchos años.
Sin embargo, según diversos estudios realizados por la Fundación “Society for Human Resource Management” (SHRM), contar en las organizaciones con trabajadores de mayor edad tiene importantes ventajas:
- Son personas que se implican en la organización y que se caracterizan por valores como la lealtad, confiabilidad y dedicación. Tienen una fuerte ética del trabajo.
- Sirven de guía a trabajadores con menos experiencia.
- Añaden diversidad de puntos de vista y aproximaciones a los proyectos en grupo.
- Son más responsables.
- Muchos cuentan con amplias redes de contacto y clientes.
- Tienen una experiencia no evaluable. Tienen más conocimientos adquiridos y habilidades que son muy valiosos para la empresa.
Calidad de vida en el trabajo
Es posible diseñar puestos de trabajo más ergonómicos, con mayor seguridad y saludables, adaptados a las demandas de cada trabajador y permitir su desarrollo profesional y personal. Las organizaciones que cuentan con entornos de trabajo más saludables aumentan la motivación y satisfacción sus empleados/as y consiguen ser más innovadoras y productivas. Algunos de los factores que más se asocian al bienestar de la población trabajadora están relacionados con la organización del trabajo, es decir, son factores psicosociales que pueden detectarse mediante la realización de evaluaciones específicas.
En EMESA prevención contamos con personal especializado en la detección, análisis y propuesta de medidas correctoras para minimizar estos riesgos, teniendo en cuenta los diferentes grupos de edad de las organizaciones. Además, se debe tener en cuenta que los procesos cognitivos, la tolerancia a los factores psicosociales y al estrés, son aspectos en los que las variables de edad y género son muy relevantes
Entre las medidas básicas necesarias para adaptar los puestos de trabajo a las personas de mayor edad, podemos citar las siguientes:
- Evitar tareas que requieran movimientos forzados y el levantamiento de cargas
- Favorecer el alcance de objetos y herramientas
- Planificar tareas con antelación, facilitar instrucciones escritas, facilitar formación adaptada.
- Proporcionar mayor nivel de iluminación, aumentar el tamaño de los caracteres de las pantallas, evitar deslumbramientos.
- Pautar pausas y descansos a lo largo de la jornada
- Adoptar medidas para minimizar los riesgos de caídas (suelos resbaladizos, rampas…).
- Evitar tareas en cadena.
- Priorizar la precisión sobre la velocidad.
Además, desde EMESA PREVENCIÓN, recomendamos la vigilancia de la salud periódica para todos los trabajadores, especialmente para los mayores de 45 años. Los exámenes de salud van orientados a mejorar las condiciones de trabajo, disminuir las demandas y minimizar los riesgos, proporcionando a las personas trabajadoras un trato personalizado dirigido a la adopción de hábitos saludables.
En resumen, gestionar adecuadamente la edad en las organizaciones, aprovechar al máximo la experiencia y conocimiento de las personas mayores, adaptar sus actividades y horarios, incidir en su bienestar ergonómico y psicosociológico, favorecer la actualización y el intercambio de conocimiento intergeneracional, son pasos necesarios para seguir avanzando en el campo de gestión de las organizaciones.